Pero la historia de las mujeres siempre ha sido escrita bajo el dictado de la desigualdad y, esta relación ancestral, lejos de otorgarnos un papel fundamental en la que hoy es una de las principales actividades económicas, también nos relegó durante siglos a un rol secundario.

Mientras el trabajo y el esfuerzo empleado en la explotación de la tierra era compartido entre hombres y mujeres, solo ellos solían tener derecho al salario y a la correspondiente cotización, también a la gestión, la toma de decisiones e incluso a la propiedad. Tuvieron que pasar siglos para que las mujeres del mundo rural alcanzásemos grandes hitos, por ejemplo, el derecho a la cotitularidad, que llegaría en 2011 de la mano de un gobierno socialista.

Más información: Las mujeres, el futuro de un mundo rural sostenible (elplural)

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